jueves, 20 de diciembre de 2007

CincAsos - 5 casos de estudios

Una importante reflexión acerca del culture jamming es la del profesor sobre estudios en comunicación y medios del Hunter College de Nueva York, Stuart Ewen, quien ha publicado artículos interesantes acerca de este movimiento, aquí se destaca concretamente la idea básica que expuso en una atípica entrevista que le realizó en 1990 Mark Dery, Ewen se refiere al culture jamming, al que define como una forma de terrorismo artístico que se lanza contra todas aquellas instancias que propagan “una tecnocultura cada vez más intrusiva e instrumental” en la cual la manipulación de las personas y la búsqueda de una sumisión completa se realiza a través del control de la comunicación y de la consiguiente manufactura de consenso.

Jesse Hirsh, docente de la universidad de toronto, en un artículo publicado en 1997 con el título Culture jamming. Democracy now, plantea que esta “interferencia cultural” es una forma más de “ejercer tus derechos democráticos, reclamando las ondas mediáticas y recuperando la habilidad de comunicarte con otros”.

Se trata, según él, de una “síntesis entre cultura y política”, un “nuevo ecologismo” que incorpora a la lucha por la igualdad, por la justicia social y por la democracia la reivindicación de eso que hemos venido denominando “ecosistema mediático”. Finalmente, su reflexión desemboca en una definición de las tres funciones básicas del culture jamming: “crear, preservar y destruir”.

Crear, porque este movimiento se basa en la improvisación, en la comunión entre nosotros y nuestro medioambiente; preservar, porque busca igualmente “la preservación de cosas dulces como historias, experiencias, recuerdos, ideas etc”, y finalmente, destruir, porque junto a lo anterior también forma parte de este proceso golpear la “máquina” para permitir más y más creación y preservación.

En el mismo año, el artista Yuri Gitman, lo considera como una forma de activismo social y político con dos planteamientos generales destacados: Por una parte, su intento de socavar la configuración de una sociedad del espectáculo, y por otra, el reto que plantea a los deshumanizantes mensajes de la “cultura” mercantil.

Naomi Klein, autora del libro “NO Logo”, dedica una línea a este tipos de corrientes, las engloba bajo la denominación de piratería publicitaria. De este modo, la escritora parte de la doble premisa de que la inmensa mayoría de los ciudadanos ni autorizamos que nos mostraran esa clase de anuncios ni podríamos costeárnosla para expresarnos a nuestra vez, (incidiendo en que además esta forma de invasión se hace cada vez más acusada, alcanzando escuelas, hospitales etc.) Para ella, consiste en “parodiar los anuncios y en asaltar las vallas callejeras para alterar por completo sus mensajes”


Aaron Mathes, también en 1997 publica en la revista Dollarandsense con el título de Active culture un artículo en el que afirma que el culture jamming implica “un proyecto agresivo, de guerrilla, que confía en última instancia en los esfuerzos independientes de individuos comprometidos para importunar los móviles de beneficio de las empresas irresponsables”.

Definicion de Culture Jamming





El vocablo jamming significa literalmente en inglés “interferencia” y se aplicaba en un principio para referirse a todas aquellas formas (normalmente obscenas) mediante las cuales se interrumpían los boletines (afiches) y programas radiofónicos o incluso las conversaciones entre radioaficionados.

El objetivo de culture jamming es crear un contraste entre las empresas o los medios de comunicación las imágenes y la realidad o la percepción de los aspectos negativos de la empresa o de los medios de comunicación.



Según explica el estudioso por excelencia de este movimiento, Mark Dery, llegó al término culture jamming, “acuñado” en 1984 por la banda de “audio collage” Negativland, radicada en San Francisco. Con esa expresión Negativland se refería más ampliamente a la “alteración” de vallas publicitarias y a otras varias formas de sabotaje de medios de comunicación. Negativland será el grupo que por primera vez empleó el término culture jamming.




Así, con la llegada de la década de los 90 otros activistas mediáticos empezaron a manejar este término, su empleo se extendió hasta el punto de que ya en 1992 el Mark Dery publicaba un panfleto titulado Culture Jammer Handbook (“Manual del Culture jammer”), en el que explicaba las nociones básicas de este movimiento y detallaba algunas de sus prácticas y herramientas más destacadas.






Por su parte, el grupo de activistas de Culture jamming más importante y conocido, los canadienses de Adbusters (que se engloban dentro de una asociación más amplia llamada The Media Foundation) se autodefinen como “una red de artistas, activistas escritores, parodiadores, estudiantes, educadores y empresarios que quieren impulsar el nuevo movimiento social de la era de la información”.






Comparación con el Paraguay




Actualmente la publicidad paraguaya amedrenta a sus consumidores con cosas inpensables.Son capaces de llamar la atención de la sociedad con afiches, pancartas, y hasta objetos gigantescos para una mayor adquisición de sus productos, tratan de inmiscuirse en las mentes de las personas, saber que es lo que quieren o desean, para así… al producir tal publicidad capte la idea pensada por los individuos y provoque un caos en consumos. Un ejemplo es el que se ve a continuación en locales nocturnos de la ciudad de Fernando de la Mora(zona Norte).




Conclusión Grupal

La corriente de culture jamming que es una interferencia cultural representa una utilización e interpretación discordante y disidente de los signos con la premisa clave de que “No se trata de interrumpir el canal de comunicación, sino de utilizar la propia comunicación y las estructuras del poder apropiándose de sus signos”.

Las interpretaciones erróneas o “malentendidas” como punto de partida, en donde el mensaje permanece invariable, y es sometido a interpretaciones muy diversas hasta conseguir “darle la vuelta al significado de este mensaje”.

La Cultura Jamming acciona para producir en el receptor el shock (necesario para sacarle del trance al que arrojaría el espectáculo cada vez más invasor), de contemplar cómo la forma propia de los mensajes dominantes es el vehículo que transporta las ideas y las sugerencias críticas hacia o con él (receptor).

Ante tan masiva producción publicista se debe tratar de “confrontar a los ciudadanos, y también de recoger las contradicciones y las experiencias de sus propias vidas, invitándoles a publicistas o jammers a reflexionar y actuar de otra manera a partir de ellas”.

Conclusión Individual

La cultura jamming es capaz de originar una idea en la mente de sus consumistas, para que estos les den una distorsión de manera compleja o no, o un doble sentido (real o ficticio) a las publicidades, no por cuenta propia, sino como una obligación. Es como una idea que expresa un significado impropio de la realidad de los mensajes, es considerada como una interferencia o un sabotaje cultural en ese sentido.Es un poco el acto de la transformación de los medios de comunicacón para producir comentario acerca de sí mismo. Eduardo Amarilla




Puedo entender que esta cultura es el doble mensaje. Transmitir en un mismo contexto, dos ideas. Ideas que se anteponen o no y que de una manera u otra se acaba interpretando de manera mucho más compleja. Esto no es solo el hecho de transmitir algo, sino también de cómo se recibe lo que se transmite.

En esta cultura siempre se busca transformar el pensamiento de las personas receptoras del mensaje a favor del que la envía, de manera a que la obtenga no por conveniencia sino por gusto. Es el hecho de, por un lado ofrecer algo de consumo y por el otro ofrecer algo abstracto que llegue a satisfacer necesidades abstractas. Esto implica que lo importante es la manera en que se brinda algo y que cause un impacto en los receptores de consumo. Junior Ariel Román